martes, 14 de junio de 2011

Ellas. Las Margaritas.

Ellas, las Margaritas



A propósito del apoteósico girasol de hoy. Encontré este archivo con la inspiración que me produjeron dos margaritas del color del Espíritu Santo, que me enviaste un día.  Te lo repito en agradecimiento.

Grisbel.- Te cuento sobre esas margaritas obsequiadas que adoptaste ya crecidas,  que tienen estilo, donaire, y garbo, si  viera que se yerguen con imperioso porte.

Que llegaron sabiendo que eran bellas, jóvenes y hermosas. Se portaban suntuosas.
 Que ahora saben que están en una fase de su madurez, y se portan  con rebelde elegancia, cada una a su manera, las colocas así, y se quedan asa.

Serenas y quietas que no  se incomodan, aguardan la espera, se le  exhiben a los átomos, se muestran y se  dejan ver, solo porque viven, y no sé si queriendo, o por vainas, ó sin querer, pretenden e intentan enseñarme a posar.

Te refiero sobre ellas, que  ciertamente, me han dado una lección de sencillez, con su aire  de madura expresión. Sin exhibirse, lucen, atraen, concitan curiosidad, porque aparte, es que tienen un conducto, un pasadizo, y  no se dejan,… con una conducta inquietante, como desafiante.

 Bueno, bueno,… que te digo, Gris, que  son únicas y estupendas,
 Tienen el encanto manifiesto de una visita breve, de un compartir fugaz, como que sonríen  “yo tengo un secreto”!... No lo dicen, pero, se percibe.

Si que se revelan  misteriosas, con puntos y zonas coloridas, diferentes, y con dientes… Ves?! Tienen secretos. Son  místicas, tienen conductos, canales, pasajes secretos  de trayecto a su interior, y no permiten transito, ni ruidos, ni ofensas, como si fueran impenetrables, superiores; y todo eso envuelto en un manto de sencillez.

Te cuento, que son dominantes, y parecen tiernas, que son coquetas.
Que privan en fabulosas. Que son ellas mismas.
Que se ven  auto suficiente como si no les hiciera falta más nada.

Que son agradecidas con el agua. Que están un poco despeinadas.
Que  son como yo no soy, y quisiera, que les importa un bledo si la miran.
Que imponen distancia. Que presumen sus talentos.

Que a veces se ven agobiadas.
Que parecen hermanas, que saben dar la espalda.
Que no tienen miedo de estar solas.
Y saben ser feliz acompañadas.

Que se doblan, se inclinan, y se recobran.
Que a veces no dicen nada.
Encorvadas, desgarbadas y peinadas.

Margaritas vestidas, desnudas, ahogadas, oscuras y claras.
Pintadas, maquilladas, inquietas, y soñadas.
Profundas, tristes, y bravas.

Sus defectos no cuentan…
Resentidas, insolentes e irreverentes.
Desconfiadas, tercas, rabiosamente bellas, pretenciosas, orgullosas. Y nobles.

Insondables, tácticas, estratégicas.

 Curiosas, ajenas a todo movimiento que no sea el de ellas.
Incautas, profundas, inmensa, y tiernas.
Intensas, vitales y bellas.
Genuinas, auténticas, singulares, endeble, y eternas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario